Uf…tiene cebolla. No puedo con las espinas del pescado. Yo sin lechuga. El pimiento no me gusta. Las legumbres mmmeh… ¿Os suena de algo?
El post de hoy tenía intención de ser corto, de hecho iba a dejarlo solo en mi Instagram, pero el tema me ha parecido interesante para dejarlo por aquí. Hoy quiero hablaros sobre el rechazo de alimentos en adultos o las personas »quisquillosas con la comida».

En inglés se refieren a esto con términos como »picky eaters» o »fussy eating», tradicionalmente, los »niños que no comen nada» (no referido a alergias u otros problemas de salud que requieran selección alimentaria). Este problema a veces se alarga hasta la adultez y, aunque sobre los niños existe bastante investigación, no la hay tanta sobre los adultos. En el post de hoy pretendía solamente hablar de mi experiencia personal-profesional con este tipo de conductas, pero al final os he dejado también algunas referencias que he usado. Como siempre, os escucho en comentarios, y en mis redes sociales. 

Neofobia y Picky eaters

La neofobia alimentaria es el miedo a probar alimentos nuevos. Es un trastorno que aparece sobre todo en la infancia, y que suele desaparecer con el tiempo. Pero, a veces, las conductas del estilo ‘’picky eating’’ (PE) (‘’quisquillosos al comer’’) se mantienen hasta la edad adulta, con restricciones que pueden afectar a la salud (los vegetales suelen salir perjudicados) y también a la vida social. Estas conductas no siempre están relacionadas con alimentos nuevos; el rechazo puede abarcar una cantidad considerable de alimentos, sean familiares o no para la persona. En un peque este problema se ve y se puede abordar fácilmente, pero en un adulto la cosa se complica; se camufla o se ignora.

¿Por qué existen estas conductas? ¿Qué factores influyen?

En esta relación con la comida pueden haber influido un montón de factores, empezando por la introducción de alimentos en la infancia. Dar la oportunidad de manipular los alimentos (verlos, olerlos, tocarlos, morderlos…) ayuda a los peques a familiarizarse con ellos y facilita que exista una buena aceptación. Es uno de los motivos por los que la introducción de alimentos en trozos (a partir de los 6 meses) en vez de enteramente triturados resulta beneficiosa (con cualquier enfoque tipo BLW o mixto BLW-triturados). En un puré de zanahoria, calabacín, patata y pollo, no se diferencia el sabor ni la textura de ninguno de sus elementos por separado. A menudo, el rechazo de alimentos (especialmente verduras) está relacionado con la mala tolerancia a las texturas o a la mezcla de ellas. 

Otro de estos factores es el entorno familiar durante la infancia. Un clima positivo durante las comidas familiares se asocia normalmente con menores probabilidades de desarrollar ‘’manías’’ alimentarias. Tener hermanos o hermanas (o, en general, ‘’iguales’’ en los que fijarse) también ayuda a mejorar la aceptación de alimentos, así como evitar las restricciones o la presión por comer (obligar, chantajear, castigar, premiar, etc. con comida).  Por supuesto, que exista un buen ejemplo en casa respecto al consumo alimentos saludables, también influye (todos comemos lo mismo vs. hay que preparar algo distinto para cada miembro de la familia). La participación en la cocina y la preparación de alimentos también ayuda a disminuir este rechazo.

Las conductas PE que vienen acompañadas de ansiedad, estrés, depresión o patrones inflexibles en torno a la comida, tienen mayor asociación con desorden alimenticio (o dicho de otra forma, conductas alimentarias irregulares, que pueden o no desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria específico).

Pero…¿y si estoy bien así?

Que no nos gusten todos los alimentos que existen es normal. Tanto en adultos como en peques. ¿Cuándo sería necesario abordar el rechazo de alimentos? Si la lista de aversiones imposibilita o dificulta en gran medida llevar una alimentación saludable, vale la pena echarle un vistazo. No necesitamos comer de todo, hay pocos alimentos, por no decir ninguno, que podamos llamar »imprescindibles», pero lo que sí son imprescindibles son los nutrientes. Los que nos aportan los vegetales, lo son. 

Actualmente, las recomendaciones diarias de frutas y verduras rondan los 500-600 gramos diarios. La falta de fibra en la dieta puede ser un factor importante de desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer de colon, estreñimiento y diverticulosis. Además, la OMS estima que llegar a estos consumos podría disminuir la carga mundial total de morbilidad en un 1,8%, y la de cardiopatía isquémica e ictus en un 31% y 19%, respectivamente. Si las conductas restrictivas afectan a alimentos saludables, abordarlas siempre afectará de forma positiva a la salud general, y también a la relación que tenemos con la comida.

¿Cómo abordarlo?

En general, la forma de sobreponerse a este rechazo es la exposición y la creación de un entorno agradable con la comida, de fomentar el disfrute en torno a ella. Muchos de los alimentos que aceptamos tienen que ver con nuestras costumbres en la infancia, con lo que consideramos ‘’casa’’, con ‘’hago esto porque es lo que hacía mi madre/padre/abuelo/abuela’’, con buenos recuerdos. Si, por lo que sea, no hemos creado esas asociaciones en la infancia, podemos crearlas en la adultez, por ejemplo, haciendo o viendo recetas nuevas, yendo a talleres de cocina o eventos sociales donde podamos probar alimentos en un entorno agradable y sin presión (cumpleaños, cenas, picnics, barbacoas, excursiones al aire libre…). 

Conclusión

Sobreponerse a una hiperselección de alimentos a veces no es fácil, requiere un esfuerzo. Como casi cualquier cambio alimentario, requiere una motivación, un »quiero hacer esto porque…». Y encontrar ese motivo puede ayudar en el proceso. Igual que en otros ámbitos de la salud, si no podemos gestionarlo sin ayuda, siempre podemos acudir a un profesional sanitario, en este caso a un/a dietista o dietista-nutricionista, que velará por que el proceso sea lo más agradable y placentero para ti. 

Gracias por venir, y nos vemos en el próximo post 🙂

Referencias

Overcoming picky eating. Eating enjoyment as a central aspect of children’s eating behaviors. Appetite Volume 58, Issue 2, April 2012, Pages 567-574. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S019566631100691X

Picky eating in preschool children: The predictive role of the child’s temperament and mother’s negative affectivity. Eating Behaviors Volume 14, Issue 3, August 2013, Pages 274-277. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S147101531300041X

Home feeding environment and picky eating behavior in preschool-aged children: A prospective analysis. Eating Behaviors Volume 30, August 2018, Pages 76-82. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S147101531730332X

The interaction of negative psychological well-being and picky eating in relation to disordered eating in undergraduate students. Eating Behaviors Volume 40, January 2021, 101476. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1471015321000039?via%3Dihub

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