Cuando hay que plantearle a algún paciente una dieta sin gluten, es difícil recomendarle algún pan. Que sí, ya sé que hay más desayunos que las tostadas, pero es que mucha gente me dice que sin las tostadas no es persona. Que no viven. ¿Y quién soy yo para llevarles la contraria si también adoro el crujir del pan tostado?
Ya hablé en este post de cómo está el patio de los productos sin gluten, así que una buena alternativa es hacerlo en casa. Pero, ¿cómo hacer pan sin gluten sin ingredientes excesivamente caros ni difíciles de encontrar? Pues en ello he estado últimamente, y el resultado es la receta de este post. Básicamente he intentado imitar la metodología que uso para el pan integral (con gluten) pero con harinas sin gluten (y sin amasado, no fa falta).
Al final del post tenéis una receta alternativa de pan con pipas, canela y más cosillas, por si queréis currároslo más o estáis ya aburridos del pan sin gluten »normal». Es algo así como un pan saborizado (no llega a ser un bizcocho, ni un pan de pipas).
Y sin enrollarme más, aquí os dejo la receta y algunas fotos. Es muy fácil, prometido.
Ingredientes
Para el prefermento:
100 g de harina de arroz
1 cucharadita de levadura seca de panadería
El equivalente de harina o un poco más, de agua
Para el pan:
El prefermento
300 g de harina de arroz
100 g de harina de garbanzo
1 cucharadita más de levadura seca de panadería
1/2 cucharadita de sal
Casi 400 mL de agua
Elaboración
La elaboración del prefermento es igual que la que expliqué aquí. En un tupper o tarro (que sea más alto que ancho), mezclamos la harina, la levadura y el agua. Tiene que quedar consistencia de papilla, espeso pero que fluya. Tapamos el tupper o tarro (no hace falta encajar la tapa, yo uso una más grande que el mismo tupper), y dejamos fermentar unas 3 horas.
Pasado ese tiempo, el prefermento tendrá un aspecto más o menos como este:
Una vez tengamos listo el prefermento, lo mezclamos en un bol grande con el resto de las harinas, la sal y la levadura. Después, echamos el agua. De nuevo, no buscamos consistencia de masa de pan, sino de puré espeso. Para ello utilicé unos 380 mL de agua, pero os aconsejo que la añadáis por tandas hasta que consigáis esa textura.
Después, vertemos la mezcla en un molde apto para horno, convenientemente engrasado o cubierto con papel de horno si es necesario. Yo no usé nada porque tengo un molde de silicona. Y aquí, depende el molde que vayáis a usar, es cuando voy a dividir la receta en dos. Como la masa va a doblar su volumen, no tenéis que llenar el molde hasta el tope, solo hasta la mitad o tres cuartos. Si os sobra masa (como a mí), podéis o bien utilizar un molde más pequeño para hacer otro pan, o hacer un pan saborizado. Para no cortar la receta, os cuento al final del post cómo hacer este segundo pan. De momento, continuamos con el tenemos entre manos.
Lo que queda es sencillo (más aún). Cubrimos bien el molde. Para ello podemos simplemente usar un trapo que lo envuelva lo mejor posible, para que no pase el aire. Después, dejamos fermentar hasta que doble su volumen. Más o menos, será una hora y media… más bien dos. En la foto de abajo os dejo el aspecto que tiene que tener más o menos. Llegados a este punto, nos vamos para el horno, sin sacudir mucho el molde.
Horneamos a 190ºC durante unos 50 minutos o hasta que tenga un aspecto tostado y una corteza crujiente. Dejamos enfriar fuera del molde, idealmente sobre una rejilla. Yo lo apoyo en diagonal contra la pared, porque… bueno, pues porque sí. Cuando se enfríe os aconsejo rebanarlo y congelarlo en seguida para conservarlo lo mejor posible. Enrollado en una bolsa aguanta bien hasta el día siguiente, pero no aseguro que al segundo o tercer día esté listo para atracar bancos.
Y por cierto, añadir la harina de garbanzo le da un color más tostadito que si se hace sólo con harina de arroz (y una composición nutricional más interesante).
Extra: Pan de pipas, canela y cacahuete, sin gluten
Con la poca masa que me sobró del pan principal, como comentaba unos párrafos más arriba, hice un »pan de sabores», por llamarlo de alguna manera. No llega a ser un bizcocho porque no tiene muchos ingredientes que den sabor (y no estaba muy blando), así que si eso podríamos compararlo con el pan de plátano (que por cierto, también tenéis receta de pan de plátano sin gluten). Pensé en hacer unas galletas o barritas (que también podéis probar), pero sabiendo que la masa llevaba levadura quería aprovecharlo y hacerlo levar.
A la masa anterior añadí lo siguiente:
Pipas de calabaza
Pipas de girasol
Bien de canela
1 cucharadita de crema de cacahuete
Con todo esto, lo puse en otro molde y lo dejé fermentar. Igual que el pan, cuando dobló su volumen lo metí al horno hasta que tomó un color dorado (el tiempo, el mismo).
Y el resultado es el que veis en la foto de abajo. Sabor profundo a crema de cacahuete y las pipas le dan un toque muy rico. Genial como snack para desayuno, almuerzo o merienda.
Y eso es todo por hoy. Espero que os haya dado alguna idea; obviamente también se puede hacer todo esto con harinas con gluten. Si os animáis a probar me encantará ver vuestras versiones, así que… ¡¡etiquetadme!!
¡Gracias por venir, y hasta el próximo post! ^ ^