Hacía tiempo que no subía recetas. Y toca otra de pan. Os juro que cocino otras cosas, ¿eh? Pero como hacer pan parece cosa de magos, y visto que encontrar pan integral de verdad en el supermercado es bastante difícil, aprender a hacerlo no suena tan descabellado y puede ser un recurso útil. Además, para cosas más sencillas me podéis stalkear en Instagram.
Estos panecillos los publiqué en la página de Facebook hace un tiempo y no quería que se me quedasen en el olvido, así que hoy toca receta de pan integral cuyo ingrediente líquido no es el agua, son las zanahorias. Rescatando la receta, me percato de que le puse un huevo y ahora mismo no le veo mucho sentido (por enriquecer, en todo caso), así que podéis omitirlo sin problema. Al fin y al cabo es pan. Solo tendréis que ajustar la cantidad de agua (o líquido, en general).
Sobre si es mejor o peor opción hacer panes con vegetales: lo de incluir vegetales en la composición del pan no va a convertirlo en un alimento supersaludable (ni mucho menos equiparable a una ración de vegetales), pero es un plus, enriquece. Aunque, impepinablemente, un pan que en su parte líquida en vez de agua lleva cualquier vegetal triturado, tiene más concentración de azúcares.
Otra cosa que pasé totalmente por alto cuando hice estos panecillos tiempo atrás, es que si tiene más concentración de azúcares, puede que fermente más deprisa (o demasiado deprisa), o más de la cuenta. Se me sobrefermentaron. Más que por los azúcares, por que se me olvidaron (para qué os voy a mentir). Pero vigilad esto del tiempo, también. No he repetido esta receta desde entonces, porque termino antes haciendo pan normal (y entre que lo congelo y todo, pues no necesito hacer tanto pan, la verdad), así que todos los fallos están tal cual. Para que al menos vosotros sí aprendáis de ellos xD
Me gustaría también algún día renovar la receta de pan integral que ya hay rodando por el blog, con algunos nuevos apuntes. De momento nos quedamos con esta, así que allá vamos:
Panecillos integrales con zanahoria
Ingredientes (para unos 8):
- 2 zanahorias grandes
- 400-450 g Harina integral
- 12 g levadura fresca
- Bebida de soja (podéis cambiarlo por agua)
- 1 huevo (omitible)
- Nuez moscada y 1 cucharadita de sal, aprox.
- 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
Elaboración:
Para empezar, pelamos y cortamos la zanahoria, la hervimos brevemente (la escaldamos) y la trituramos con un chorrito de leche de soja o agua. A este triturado, añadimos nuez moscada, sal, (el huevo, si queréis) y la cucharada de aceite de oliva. Añadimos también la levadura fresca, disuelta en un poco de agua (si es levadura seca, la podemos mezclar directamente con la harina). Si no echáis el huevo, añadid más bebida de soja o agua.

A continuación, mezclamos la harina con el líquido. Se quedó más bien pastosete. Lo suyo habría sido añadir más harina hasta conseguir una masa más trabajable, pero lo dejé así para que la concentración vegetal-harina fuese más alta; si queréis podéis añadir más harina. Dejamos reposar 30 minutos, tapando el bol con una tapa, un trapo limpio, o lo que queráis.

Pasado este tiempo, podemos amasar un poco más la masa y dejarla reposar otra media hora. Yo solo la dejé 30 minutos (os soy sincera: amasé poco). Pasado el tiempo del primer levado, nos embadurnamos las manos de aceite y formamos bolitas cerrándolas por debajo. Es decir, utilizando la técnica del boleado hasta el punto que os sea posible (dado que la masa es más pegajosa que la de un pan normal y corriente). Quizá os viene bien echarles un poco de harina para hacerlo. En este vídeo se ve como se hace.
Luego las dejamos levar por segunda vez, unos 40 minutos, NO COMO YO. Usad una alarma, o algo. Para el segundo levado los coloqué ya en la bandeja del horno y los tapé con 3 o 4 paños limpios, cerrando huecos por donde pudiese entrar el aire. Una vez pasado el tiempo, les hacemos un tajo (o varios, como queráis) y los metemos al horno, previamente precalentado a unos 200-220ºC.

Cómo horneamos: A 200-210ºC, durante unos 20 minutos al horno en la rejilla, con una bandeja de horno debajo que contenga algo de agua. Esto es para crear vapor. Pasados los 20 minutos, sacamos la bandeja del agua (con cuidado) y dejamos otros 20 minutos a 200ºC. Luego los sacamos y los dejamos enfriar en una rejilla o en algún sitio por donde les corra el aire por arriba y por debajo. No los dejéis enfriando en el horno.
Y el resultado es este:
Bastante bien, para los fallos que tuve. Los congelé así tal cual, aunque mejor si los congeláis rebanados por la mitad, más fáciles de descongelar luego (en la tostadora).
Nos pueden servir perfectamente para hacer bocadillos para el cole, simplemente sacarlos por la mañana, montar el bocadillo con el pan congelado si se lo van a comer en un par de horas, o medio descongelado si se lo van a comer antes (si llega aún congelado al patio, dadle un toque de microondas, pero no lo tostéis, que llegará correoso), y para la mochila.
Espero que os haya sido de utilidad (o de inspiración), y no dudéis en compartir vuestras pruebas, vuestras versiones o comentarios sobre la receta, o vuestras peticiones para próximas recetas. Gracias por venir, y…
¡Hasta el próximo post!