Azúcar –>  Sobrepeso –> Enfermedad.
Si yo no tengo sobrepeso, es que voy a estar sano, ¿no?
Si yo no tengo sobrepeso, entonces puedo desayunar magdalenas, ¿no?
¿NO?

A menudo hemos escuchado que el sobrepeso y la obesidad son un factor de riesgo para nuestra salud, que el consumo de productos procesados (galletas, bollería, zumos, refrescos, salsas, precocinados, cereales de desayuno…sí, la repostería casera también cuenta) no es bueno, pues se asocia con el aumento de peso y otras enfermedades como la diabetes. Pero por qué, qué pasa, POR QUÉ. Todos conocemos a alguien que come como una lima y ni engorda ni enferma. ¿Son »inmunes»? No. El riesgo que entrañan estos productos va más allá de coger unos kilos.

El metabolismo y su intríngulis

Los productos procesados, en general, tienen demasiado azúcar, sal, grasas perjudiciales, saborizantes, o todo a la vez.  Hablemos hoy sobre el azúcar, en concreto. (Los jarabes de, los siropes de, los ingredientes que acaben en »-osa»(maltosa, dextrosa, fructosa), el azúcar moreno, la panela, la miel, las melazas… No se diferencian a penas del azúcar, por lo que sería absurdo tener una opinión sobre ellos dramáticamente distinta que la que tengamos sobre el azúcar. Siguen siendo azúcar).

Nuestro amigo el azúcar. 4 situaciones tras su ingesta

  • El azúcar se absorbe rápidamente en nuestro intestino, viaja hasta al hígado y, al no ser utilizado inmediatamente (por que no necesitamos tanta energía en ese momento), se convierte en grasa (triglicéridos, principalmente), lo cual está asociado a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares (infartos y todo esto). Esto tiene que ver con ‘’tener el colesterol alto’’, no el colesterol mismo de los alimentos.
  • Ante un consumo elevado de azúcar, la grasa empieza a almacenarse en lugares que no le tocan (hígado, músculos…), rodeando órganos vitales y dificultando su función. Esta grasa que se pega a los órganos puede lesionar tejidos o impedir que se lleven a cabo algunas funciones celulares, empezando a montarse un follón del bueno con los procesos del metabolismo (las rutas metabólicas). Ante este panorama, los polis (los macrófagos) empiezan a asomar el morro porque detectan que algo no va bien, comenzando un proceso inflamatorio (inflamación, vaya, pero por dentro). A la larga, esta situación (inflamación baja pero prolongada) puede dañar los órganos y derivar en situaciones más graves (hígado graso, infarto, diabetes, daño en los vasos sanguíneos…).
  • El consumo de azúcar e hidratos refinados también provocará niveles elevados de insulina, una hormona que, entre otras cosas, regula la cantidad de glucosa en sangre. Si esta situación se mantiene en el tiempo (picos de ‘’azúcar’’ (glucosa) en sangre con altos niveles de insulina tratando de bajarlos), nuestro cuerpo puede generar resistencia a la insulina, un estado previo a la diabetes.

    Resistencia a la insulina, teorías explicativas: Cuando hay un exceso de energía que no usamos, nuestro cuerpo busca estrategias para no guardar un cúmulo de energía tan tan grande, pudiéndose generar resistencia a la insulina. El cuerpo hace esto porque, si bloquea la entrada de insulina en las células, disminuye la entrada de energía (glucosa) en exceso dentro de las mismas, manteniendo sus funciones (pues tal trastorno podría generar la muerte celular).

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1.Situación normal: la insulina ayuda a las células a captar la glucosa.        2.Resistencia a la insulina: La glucosa no entra a las células y se queda por ahí circulando sin ser utilizada, pudiendo dañar otros órganos.
  • No hay que menospreciar tampoco el potente efecto que tiene el azúcar sobre la forma en la que detectamos el sabor. ¿Qué pasa si siempre has tomado las fresas con azúcar? Que las fresas sin nada te saben a pomelo verde. ¿Qué pasa si desayunamos a golpe de cereales de caja, si merendamos galletas, si ‘’déjalo que disfrute que es un niño’’?  Tu cerebro tiene sistemas de recompensa que se activan a lo bestia ante este tipo de estímulos. Esto quiere decir que segregará las conocidos hormonas del placer tras su consumo. Con el tiempo, la liberación de estas hormonas cada vez se verá más condicionada a ese consumo. Llegando a un punto en el que para conseguir placer se necesita consumir esos alimentos (esto quiere decir que tu producción interna disminuye, dependiendo la obtención de placer de los estímulos externos-porque sí, se puede obtener placer de otros sitios que no es la comida, como la autorrealización-). ¿Es exagerado hablar de que este tipo de comidas puede generar adicción? No.

Estos efectos pueden suceder con o SIN sobrepeso u obesidad.

Bueno pero es que yo tomo ‘’Zero’’

La industria alimentaria no tiene un pelo de tonta, y poco a poco están saliendo al mercado productos ‘’bajos’’ en azúcar o sin azúcar que, en su lugar, sustituyen por edulcorantes. El poder endulzante de los edulcorantes suele superar en cientos al dulzor del azúcar (la sacarina tiene un poder endulzante de 300-500 con respecto al azúcar). Esto no va a hacer más que seguir mareando a tu paladar y a tu cerebro, buscando siempre alternativas con ese rango de sabor tan alto que difícilmente va a superar la comida normal y corriente. A demás, los edulcorantes pueden ‘’engañar’’ a tu cuerpo y provocar que segregue insulina en balde, alentando la tercera situación (resistencia a la insulina). Por último, el consumo de edulcorantes puede alterar la flora intestinal (pudiéndose generar intolerancias, etc.) (tu flora intestinal es sabia; en general, si algún agente externo la cambia, mala cosa).

Pero chica de vez en cuando… Es que vienes a amargarnos la vida

Pongamos que has descubierto que se pueden desayunar huevos revueltos y que puedes merendar sobras de la cena. Pongamos que has conseguido estar 3 días sin oler el azúcar y extrañamente no has pasado hambre ni has muerto de inanición (ni tus hijos o hijas). Rodeados de lo que estamos rodeados, te podrías considerar un/a valiente por intentar comer comida real todo el tiempo. Pero es que el sábado tengo cena/barbacoa/mevoyalwok/hacemos maratón de cine. ¿Y qué? Disfrútatelo. Da un sentido a tus caprichos alimentarios, disfrútalos con amigos una vez a la semana, algo ya estás haciendo si el resto de la semana lo intentas hacer bien. La cosa cambia si ese ‘’de vez en cuando’’ es cada día y ni siquiera nos estamos dando cuenta, porque las etiquetas alimentarias son traicioneras.

Pero a ver, entonces puedo desayunar magdalenas o no

meme

De vez en cuando, percátate de la suerte que tienes de poder adquirir esa gran variedad de alimentos que tenemos a nuestro alcance (local y de temporada pues mejor). Si lo único que se te ocurre son magdalenas, galletas, bizcocho y cereales de desayuno, es que tienes poca imaginación. Pero tranquilos, hay muchos posts sobre esto que pueden daros ideas, y seguramente me suba al carro.

¡Hasta la próxima!

7 comentarios en “Azúcar: ¿Por qué es malo consumirlo?”

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